Los nacimientos bajan en Catalunya por primera vez en 13 años.

JOSEP CORBELLA
Barcelona
La época de aumento continuado de la natalidad que Catalunya ha registrado de manera ininterrumpida desde 1995 ha terminado.En el año 2009 los nacimientos se redujeron un 3,8% respecto al 2008, una cifra que marca el inicio de una era de declive de la natalidad que se prolongará, según las previsiones de los demógrafos, hasta más allá del 2020.

No es posible saber, con los datos de cribado neonatal, en qué medida la reducción de la natalidad afecta a la población autóctona y en qué medida, a la población inmigrante. Pero "es probable que no les haya afectado por igual", advierte Andreu Domingo, investigador del Centre d’Estudis Demogràfics.
Domingo sostiene que, "en principio, el margen de reducción de la fecundidad entre la población española es pequeño" porque la mayoría de las mujeres ya tienen pocos hijos y a edades tardías. Reducir aún más la tasa de fecundidad significaría, para muchas de ellas, "renunciar al proyecto reproductivo". Mireia Farré coincide en que "no creemos que el indicador de fecundidad [de las mujeres españolas] pueda bajar mucho más porque en general la gente quiere tener hijos".
La población inmigrante, por el contrario, puede ser la principal protagonista del descenso de la natalidad. El aumento en el número de nacimientos registrado hasta el 2008 se había sustentado, en gran medida, en la llegada de mujeres de otros países en edad fértil. Si entre el 2000 y el 2008, los nacimientos de madres españolas aumentaron apenas un 11%, los de madres extranjeras residentes en Catalunya se multiplicaron por 4,4 (es decir, subieron un 340%).
Con el inicio de la crisis, se frenó la llegada de población en edad fértil. Y entre la población inmigrante que ya residía en España, el paro ha afectado más a los hombres, muchos de los cuales trabajaban en el sector de la construcción, que a las mujeres, que trabajan más en el sector doméstico. "No se encuentran en la situación más propicia para tener hijos", observa Domingo. "Todo juega un poco en contra de la fecundidad”.